La Policía capturó en Nueva Esperanza a un estudiante de Contabilidad como sospechoso del cruel asesinato de su profesor, ocurrido hace una semana. El docente recibió 18 puñaladas y luego fue quemado dentro de su departamento. El presunto asesino y su profesor presuntamente mantenían una relación sentimental por lo que el homicidio tendría un trasfondo pasional.
El detenido fue identificado como Gustavo Adolfo Brítez Pereira de 21 años, estudiante del tercer año de la carrera de Contabilidad en la Universidad Nordeste Paraguay UNDP, con sede en la ciudad de Nueva Esperanza, departamento de Canindeyú.
Gustavo fue apresado por agentes de Investigaciones de Katueté, sindicado como el autor del homicidio donde resultó victima fatal, el docente Rubén Alcides González Servían(30). Según la Policía, Rubén enseñaba Matemáticas en e Centro Educativo Canindeyú y e Colegio Nacional Nueva Esperanza, como así también en la Universidad Nordeste Paraguay UNDP.
Cabe recordar que el cuerpo calcinado del profesor fue encontrado en su departamento, tendido en la cama el viernes 20 de octubre, en e barrio Puerta del Sol de Nueva Esperanza. En principio, se creyó que se trató de una muerte accidental por e incendio, ya que se encontró el cargador de un celular debajo del cuerpo, pero cuando el cadáver fue verificado por el médico forense, Jesús Candía quien constató que el cuerpo presentaba 18 puñaladas.
Todas las heridas se concentraban en la parte izquierda de la cara, el cuello y el pecho, lo que daba a entender que el agresor es diestro y que estaba montando sobre la víctima. Los uniformados rápidamente descartaron el robo como móvil del crimen, ya que no faltaba ningún electrodoméstico, que de hecho se quemaron por completo.
Sin embargo, llamó la atención que el cuerpo estaba cubierto con sábanas, almohadas y ropas, como para que se quemara más rápido. La inusitada saña del asesino, que aplicó 18 puñaladas, más la utilización de telas como acelerante del incendio, llevaron a los agentes a pensar que podría tratarse de un crimen pasional.
Entonces, los uniformados hicieron averiguaciones por la zona, descubriendo que el docente fallecido probablemente era homosexual y que su circuló habitual lo componían solo algunos de sus alumnos, principalmente los de la universidad. Las primeras pesquisas determinaron que la noche del jueves 19, el profesor salió de la universidad, se dirigió a su casa y luego volvió a salir, aproximadamente a las 22:15, cuando recogió en el centro de la ciudad justamente a uno de sus alumnos, el ahora detenido Gustavo Brítez, la última persona que lo vio con vida.
Con ese dato, los investigadores solicitaron al fiscal Carlos Cabrera que ordenara la detención del universitario, cuya aprehensión se materializó justo a una de la muerte. En su defensa, el estudiante reconoció haber estado con su profesor hasta a medianoche, pero aseguro que no fue el quien o mató.