El padre del joven de 31 años, quien fue ejecutado a balazos cerca del medio día del jueves en Ciudad del Este, admitió que su hijo era adicto a las drogas, pero que trabajaba solo para comprar sustancias estupefacientes. También señalo que su mamá le daba dinero para evitar que recurra a robos para sustentar su vicio.
En una zona casi despoblada, ubicada a unos 2.000 metros hacia el lado Monday de la Ruta PYO2, a la altura del km 332, el silencio de la mañana fue interrumpido por cuatros disparos de arma de fuego y a las 11:00 de la mañana del jueves, al escuchar los disparos se asomaron a la calle para ver lo que estaba sucediendo, momento en que vieron un automóvil presumiblemente Toyota Premio Allex, abandonando a gran velocidad el lugar.
Al verificar la zona, encontraron muerto a un joven, que luego fue identificado como Carlos Alberto Benítez Ortiz de 31 años. Según el médico forense, le disparos a quemarropa y por la espalda, recibiendo en total tres impactos de bala.
Las investigaciones preliminares señalan que la victima fue llevada hasta el lugar a bordo del vehículo que vieron los testigos, lo bajaron en la calle, y lo obligaron a correr, para luego dispararle.
El ahora fallecido contaba con cuatro antecedentes penales por robo y reducción. Sus familiares admitieron que era adicto a las droga y su padre, Celino Benítez, llegó al lugar para reconocer el cuerpo. Dijo que desconoce si su hijo recibió alguna amenaza o haya tenido algún conflicto. “ No sé si debía o no por las drogas. Él se iba a carpir, con eso hacia plata para pagar por su vicio. Ningún vecino se quejaba de él por robo ni otra cosa. Lo teníamos enrejado a la noche, no lo dejábamos salir. Muchas veces le llevamos para rehabilitarse pero no lo conseguimos. Su mamá también le daba dinero para que no incurriera en robos, relató.
El fiscal Edgar Torales, quien tiene a su cargo la investigación, dijo que como en la zona no hay circuito cerrado, recurrirán a los comercios más próximos para tratar de identificar el vehículo y a través de eso a los autores. Por otra parte, lamentó la ausencia total del Estado ante las necesidades de los jóvenes que sufren adicción a las drogas. Resaltó que los afectados y sus familiares no tienen dónde acudir para buscar rehabilitación.
“Este es un problema social grave y lastimosamente hay un ausencia total del Estado, no hay políticas de atendimiento. Los que sufren son los familiares, principalmente los padres que deben enfrentar la realidad. Nuestras instituciones que debían de cuidar de las personas con adicción no funcionan”, expresó. Tras el procedimiento de rigor, el cuerpo fue entregado a sus familiares.